Los postes del alumbrado son en el horizonte urbano, tristes troncos luminosos que a distancia regular, denotan funciones y disposiciones de la jerarquización de los espacios de la ciudad, son un metrónomo gris que marca nuestro avance y nuestro tiempo mientras nos desplazamos.Sin embargo los postes son soportes afortunados para registrar todas las ofertas que un lector de oportunidad pueda leer, clases de matemáticas, perros perdidos, ciclos de cine o propaganda política, son una ventana casual para las voces que quieren ser oídas a bajos precios y sin pedir permiso.Los postes son entonces, desde mi perspectiva, árboles eléctricos, que se yerguen al paso y que viven sólo por las palabras que se les van adhiriendo.Curiosamente, los verdaderos árboles que se encuentran cerca de las líneas eléctricas del alumbrado han sido marcados con un número y una placa amarilla que la empresa de energía de la ciudad usa para su registro de inventario...Carlos Mery
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